Versión: Isaías Garde
Nunca, hasta que la humanidad hacedora
Del pájaro la bestia y la flor
La paternidad y toda humillante oscuridad
Declare con silencio la última luz que se quiebra
Y la hora quieta
Venga desde el mar dando tumbos en su arnés
Y yo deba entrar otra vez en la redonda
Sion de la perla de agua
Y en la sinagoga de la espiga de maíz,
Me concederé la sombra del sonido de un rezo
Ni sembraré mi simiente de sal
En el mínimo valle de cilicio para lamentar
La majestad y el arder de la muerte de la niña.
No voy a asesinar
La humanidad de su partida con una verdad solemne
Ni voy a blasfemar sobre las estaciones de su aliento
Con una elegía más
Sobre inocencia y juventud.
En lo profundo, con los primeros muertos, yace la hija de Londres,
Arropada por amigos antiguos,
Las semillas sin edad, las venas oscuras de su madre,
Secreta bajo el agua sin luto
Del cabalgante Támesis.
Después de la primera muerte, no hay otra.
A Refusal to Mourn the Death, by Fire, of a Child in London
Never until the mankind making
Bird beast and flower
Fathering and all humbling darkness
Tells with silence the last light breaking
And the still hour
Is come of the sea tumbling in harness
And I must enter again the round
Zion of the water bead
And the synagogue of the ear of corn
Shall I let pray the shadow of a sound
Or sow my salt seed
In the least valley of sackcloth to mourn
The majesty and burning of the child's death.
I shall not murder
The mankind of her going with a grave truth
Nor blaspheme down the stations of the breath
With any further
Elegy of innocence and youth.
Deep with the first dead lies London's daughter,
Robed in the long friends,
The grains beyond age, the dark veins of her mother,
Secret by the unmourning water
Of the riding Thames.
After the first death, there is no other.
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