Versión: Isaías Garde
La luz serena atraviesa la ventana, suaves
bordes del mundo, borrosos por la niebla, un nido
de ardillas en lo alto del arce. Tengo un asunto
pendiente con quien sea que esté a cargo. Durante todo el año
estuve diciendo: ¿sabés lo que es gracioso? y enseguida:
nada, nada es gracioso. Lo cual me hace reír
de un modo que anticipa el olvido. Un amigo
escribe la palabra amante en una nota y estoy extrañamente
excitada por la vuelta de la palabra amante. Vuelve
amante, vuelve a la tienda de dos por uno. Podría
chillar ante la idea de un alivio gozoso, oh amante,
qué palabra, qué mundo esta espera gris. En mí
hay una necesidad de anidar en lo profundo del resguardo del cielo.
Estoy tan acostumbrada ahora a la nostalgia, una dulce evasión
de la edad. Siglos de placer antes de nosotros y después
de nosotros, aún ahora mismo, una suavidad como la tela de un camisón gastado,
y lo que no digo es que confío en el retorno del mundo.
En que vuelva como una palabra, largamente olvidada y despreciada
por toda su ternura grosera, un chiste brillante como un rayo de sol,
el mundo entrando ahí, listo para ser arrasado, abierto a los negocios.
Lover
Easy light storms in through the window, soft
edges of the world, smudged by mist, a squirrel’s
nest rigged high in the maple. I’ve got a bone
to pick with whomever is in charge. All year,
I’ve said, You know what’s funny? and then,
Nothing, nothing is funny. Which makes me laugh
in an oblivion-is-coming sort of way. A friend
writes the word lover in a note and I am strangely
excited for the word lover to come back. Come back
lover, come back to the five and dime. I could
squeal with the idea of blissful release, oh lover,
what a word, what a world, this gray waiting. In me,
a need to nestle deep into the safe-keeping of sky.
I am too used to nostalgia now, a sweet escape
of age. Centuries of pleasure before us and after
us, still right now, a softness like the worn fabric of a nightshirt
and what I do not say is, I trust the world to come back.
Return like a word, long forgotten and maligned
for all its gross tenderness, a joke told in a sun beam,
the world walking in, ready to be ravaged, open for business.
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