Sylvia Plath (Boston, 27 de octubre de 1932 - Londres, 11 de febrero de 1963) |
Versión: Isaías Garde
La mujer alcanzó lo perfecto.
Su cuerpo
muerto luce la sonrisa de la culminación,
la ilusión de una fatalidad griega
fluye por los pliegues de su toga,
sus pies
desnudos parecen decir:
"hasta aquí llegamos, se terminó".
Cada niño muerto se enrosca, serpiente blanca,
alrededor de cada
jarrita de leche, ahora vacía.
Ella los recoge
en su cuerpo como los pétales
de una rosa que se cierran cuando el jardín
se inmoviliza y los olores sangran
desde las dulces gargantas profundas de la flor nocturna.
Embozada en su capucha de hueso,
la luna no tiene por qué estar triste.
Ella está acostumbrada a este tipo de cosas.
Sus lutos crujen y se arrastran.
Sylvia Plath - Edge
The woman is perfected.
Her dead
Body wears the smile of accomplishment,
The illusion of a Greek necessity
Flows in the scrolls of her toga,
Her bare
Feet seem to be saying:
We have come so far, it is over.
Each dead child coiled, a white serpent,
One at each little
Pitcher of milk, now empty.
She has folded
Them back into her body as petals
Of a rose close when the garden
Stiffens and odors bleed
From the sweet, deep throats of the night flower.
The moon has nothing to be sad about,
Staring from her hood of bone.
She is used to this sort of thing.
Her blacks crackle and drag.
Su cuerpo
muerto luce la sonrisa de la culminación,
la ilusión de una fatalidad griega
fluye por los pliegues de su toga,
sus pies
desnudos parecen decir:
"hasta aquí llegamos, se terminó".
Cada niño muerto se enrosca, serpiente blanca,
alrededor de cada
jarrita de leche, ahora vacía.
Ella los recoge
en su cuerpo como los pétales
de una rosa que se cierran cuando el jardín
se inmoviliza y los olores sangran
desde las dulces gargantas profundas de la flor nocturna.
Embozada en su capucha de hueso,
la luna no tiene por qué estar triste.
Ella está acostumbrada a este tipo de cosas.
Sus lutos crujen y se arrastran.
Sylvia Plath - Edge
The woman is perfected.
Her dead
Body wears the smile of accomplishment,
The illusion of a Greek necessity
Flows in the scrolls of her toga,
Her bare
Feet seem to be saying:
We have come so far, it is over.
Each dead child coiled, a white serpent,
One at each little
Pitcher of milk, now empty.
She has folded
Them back into her body as petals
Of a rose close when the garden
Stiffens and odors bleed
From the sweet, deep throats of the night flower.
The moon has nothing to be sad about,
Staring from her hood of bone.
She is used to this sort of thing.
Her blacks crackle and drag.
Publicar un comentario