Thomas Stearns Eliot – Los hombres huecos


Thomas Stearns Eliot, (Saint Louis, Missouri; 26 de septiembre de 1888 – Londres; 4 de enero de 1965


VersiĂłn: IsaĂ­as Garde

A Mistah Kurtz, en su muerte
Esta moneda para el viejo amigo

I

Somos los hombres huecos
Los hombres rellenados
Reclinados juntos
Nuestros cráneos repletos de paja. ¡Ay!
Nuestras voces resecas
cuando murmuramos juntos son
Discretas e insignificantes
Como el viento que sopla sobre el pasto seco
Como pasos de ratas sobre los vidrios rotos
De nuestro sĂłtano reseco

Figura sin forma, tono sin color,
Fuerza paralizada, gesticulaciĂłn inmĂłvil;

Aquellos que cruzaron,
Con la mirada fija, al otro reino, el de la muerte,
Nos recuerdan, tal vez,
No como a almas violentas y perdidas
Sino, simplemente
Como a hombres huecos,
Hombres rellenados.

II

Ojos que no me atrevería a encontrar en sueños.
En el reino del sueño de la muerte
Estos no aparecen:
AllĂ­ los ojos son
Manchas de sol sobre una columna rota
Allí, es un árbol tembloroso
Y voces
en la canciĂłn del viento
Más lejanas y solemnes
Que una estrella que se apaga.

No dejes que me acerque más
Al reino del sueño de la muerte
DĂ©jame vestirme
Con los disfraces convenientes
Una capa de rata una piel de cuervo dos tablas cruzadas
En un campo
Haciendo lo que hace el viento
No más cerca-

No ese encuentro final
En el reino del crepĂşsculo.


III

Esta es la tierra muerta
Esta es la tierra del cactus
Aquí es donde las imágenes de piedra se alzan
Y reciben la sĂşplica de la mano de un muerto
Bajo el parpadeo de una estrella que se apaga.

Es asĂ­ en el otro reino de la muerte
Nos despertarnos solos
A la hora en que temblamos de ternura
Los labios que deberĂ­an besar
Murmuran plegarias a la piedra rota.


IV

Los ojos no están aquí
No hay ojos aquĂ­
En este valle de estrellas que agonizan
En este valle vacĂ­o
Esta quijada rota de nuestros reinos perdidos

En este Ăşltimo lugar de encuentro
Titubeamos juntos
Y evitamos hablar
Reunidos en la playa de este rĂ­o crecido.

Ciegos, a menos
Que los ojos reaparezcan
Como la estrella perpetua
Rosa de muchos pétalos
Del reino crepuscular de la muerte
La Ăşnica esperanza
De los hombres huecos.


V

AquĂ­ vamos rondando el fruto de la tuna
El fruto de la tuna el fruto de la tuna
AquĂ­ vamos rondando el fruto de la tuna
A las cinco en punto de la mañana.

Entre la idea
Y la realidad
Entre el movimiento
Y el acto
Cae la sombra
Porque Tuyo es el reino

Entre la concepciĂłn
Y la creaciĂłn
Entre la emociĂłn
Y la respuesta
Cae la sombra
La vida es demasiado larga

Entre el deseo
Y el espasmo
Entre la potencia
Y la existencia
Entre la esencia
Y la declinaciĂłn
Cae la sombra.
Porque Tuyo es el reino

Porque Tuyo es
La vida es
Porque tuyo es el

AsĂ­ es como se acaba el mundo
AsĂ­ es como se acaba el mundo
AsĂ­ es como se acaba el mundo
No con una explosiĂłn, sino con un gemido.



The Hollow Men

Mistah Kurtz—he dead.

A penny for the Old Guy


I

We are the hollow men
We are the stuffed men
Leaning together
Headpiece filled with straw. Alas!
Our dried voices, when
We whisper together
Are quiet and meaningless
As wind in dry grass
Or rats’ feet over broken glass
In our dry cellar

Shape without form, shade without colour,
Paralysed force, gesture without motion;

Those who have crossed
With direct eyes, to death’s other Kingdom
Remember us—if at all—not as lost
Violent souls, but only
As the hollow men
The stuffed men.


II

Eyes I dare not meet in dreams
In death’s dream kingdom
These do not appear:
There, the eyes are
Sunlight on a broken column
There, is a tree swinging
And voices are
In the wind’s singing
More distant and more solemn
Than a fading star.

Let me be no nearer
In death’s dream kingdom
Let me also wear
Such deliberate disguises
Rat’s coat, crowskin, crossed staves
In a field
Behaving as the wind behaves
No nearer—

Not that final meeting
In the twilight kingdom


III

This is the dead land
This is cactus land
Here the stone images
Are raised, here they receive
The supplication of a dead man’s hand
Under the twinkle of a fading star.

Is it like this
In death’s other kingdom
Waking alone
At the hour when we are
Trembling with tenderness
Lips that would kiss
Form prayers to broken stone.


IV

The eyes are not here
There are no eyes here
In this valley of dying stars
In this hollow valley
This broken jaw of our lost kingdoms

In this last of meeting places
We grope together
And avoid speech
Gathered on this beach of the tumid river

Sightless, unless
The eyes reappear
As the perpetual star
Multifoliate rose
Of death’s twilight kingdom
The hope only
Of empty men.


V

Here we go round the prickly pear
Prickly pear prickly pear
Here we go round the prickly pear
At five o’clock in the morning.

Between the idea
And the reality
Between the motion
And the act
Falls the Shadow
For Thine is the Kingdom

Between the conception
And the creation
Between the emotion
And the response
Falls the Shadow
Life is very long

Between the desire
And the spasm
Between the potency
And the existence
Between the essence
And the descent
Falls the Shadow
For Thine is the Kingdom

For Thine is
Life is
For Thine is the

This is the way the world ends
This is the way the world ends
This is the way the world ends
Not with a bang but a whimper.


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