Versión: Isaías Garde
Era tarde, desde luego,
solo nosotros dos a la mesa
dándole a la segunda botella de vino
cuando te pusiste a especular acerca de que tal vez la que llegó primero fue Eva
y Adán empezó como una costilla
que saltó de su costado en un atardecer paradisíaco.
Recuerdo que te dije: tal vez,
muchas cosas eran posibles en aquel entonces;
y mencioné a la serpiente parlante
y a las jirafas asomando sus cuellos fuera del arca,
sus hocicos apuntando a la lluvia torrencial del Antiguo Testamento.
Me gustan los hombres de mente abierta, dijiste,
levantando hacia mí tu vaso iluminado por las velas;
mientras yo alzaba el mío, me pregunté
cómo sería vivir siendo una de tus costillas-
estar todo el tiempo en vos,
cabalgando bajo tu blusa y tu piel,
enjaulado bajo el peso leve de tus pechos,
tu costilla favorita, lo di por sentado,
si alguna vez te detuvieras a contarlas;
que es exactamente lo que hice yo esa noche, más tarde,
después de que te quedaste dormida
y estábamos bien apretados, tu espalda contra mi pecho,
tus largas piernas contra las mías,
mis dedos jugando el juego loco de la numeración que proponía el amor.
Genesis
It was late, of course,
just the two of us still at the table
working on a second bottle of wine
when you speculated that maybe Eve came first
and Adam began as a rib
that leaped out of her side one paradisal afternoon.
Maybe, I remember saying,
because much was possible back then,
and I mentioned the talking snake
and the giraffes sticking their necks out of the ark,
their noses up in the pouring Old Testament rain.
I like a man with a flexible mind, you said then,
lifting your candlelit glass to me
and I raised mine to you and began to wonder
what life would be like as one of your ribs–
to be with you all the time,
riding under your blouse and skin
caged under the soft weight of your breasts,
your favorite rib, I am assuming,
if you ever bothered to stop and count them
which is just what I did later that night
after you had fallen asleep
and we were fitted tightly back to front,
your long legs against the length of mine,
my fingers doing the crazy numbering game that comes of love.
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