Wallace Stevens - El león ruge en el desierto enfurecedor...


Wallace Stevens - El león ruge en el desierto enfurecedor...
Wallace Stevens (Reading (Pensilvania), 2 de octubre de 1879 – Hartford (Connecticut), 2 de agosto de 1955)


Versión: Isaías Garde

El león ruge en el desierto enfurecedor,
Enrojece la arena con su ruido rojo,
Desafía al vacío rojo a plantear su combate,

Señor por sus garras y por sus mandíbulas y por su melena,
El más flexible de los retadores. El elefante
Rompe las tinieblas de Ceylán con sus estruendos,

Como el fulgor fugaz en las superficies de los tanques
Quiebra la más aterciopelada lejanía. El oso,
Esa canela pesada, gruñe en su montaña

Bajo el trueno estival y duerme mientras dura la nieve del invierno.
Pero tú, efebo, miras por la ventana de tu altillo,
Tu mansarda con piano alquilado. Reposas

En silencio sobre tu cama. Tomas la punta
De tu almohada en tu mano. Retuerces y aprietas
Una amarga declaración de tu retorcimiento, muda

Aunque voluble en su violencia muda. Miras
Más allá de los techos como un vigía y un guardián
Y en tu centro señalas todo eso y estás acobardado.

Esos son los hijos heroicos que el tiempo engendra
Contra la primera idea -azotar al león,
Disfrazar a los elefantes, enseñar malabares a los osos.


Notas para una ficción suprema I,5



The lion roars at the enraging desert,
Reddens the sand with his red-colored noise,
Defies red emptiness to evolve his match,

Master by foot and jaws and by the mane,
Most supple challenger. The elephant
Breaches the darkness of Ceylon with blares,

The glitter-goes on surfaces of tanks,
Shattering velvetest far-away. The bear,
The ponderous cinnamon, snarls in his mountain

At summer thunder and sleeps through winter snow.
But you, ephebe, look from your attic window,
Your mansard with a rented piano. You lie

In silence upon your bed. You clutch the corner
Of the pillow in your hand. You writhe and press
A bitter utterance from your writhing, dumb,

Yet voluble of dumb violence. You look
Across the roofs as sigil and as ward
And in your centre mark them and are cowed . . .

These are the heroic children whom time breeds
Against the first idea—to lash the lion,
Caparison elephants, teach bears to juggle.

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