VersiĂłn: IsaĂas Garde
No en ese jardĂn malogrado,
Donde los cuerpos se convierten en hierba
Que no alimenta rebaños, y en árboles perennes
Que no fructifican-
No allĂ, donde se oyen suspiros vanos
por los caminos sombreados,
y se sueñan aún más vanos sueños
De Ăntima comuniĂłn con almas que partieron-
Sino aquĂ, bajo el manzano
Que amé y cuidé y podé
Con mis manos nudosas
Durante largos, largos años;
AquĂ entre las raĂces de este manzano fuerte,
Para moverme en el cambio quĂmico y en el ciclo de la vida,
AquĂ, en el suelo y en la carne del árbol
Y en los vivos epitafios
De las manzanas más rojas.
Edgar Lee Masters - Conrad Siever
Not in that wasted garden
Where bodies are drawn into grass
That feeds no flocks, and into evergreens
That bear no fruit —
There where along the shaded walks
Vain sighs are heard,
And vainer dreams are dreamed
Of close communion with departed souls —
But here under the apple tree
I loved and watched and pruned
With gnarled hands
In the long, long years;
Here under the roots of this northern-spy
To move in the chemic change and circle of life,
Into the soil and into the flesh of the tree,
And into the living epitaphs
Of redder apples!
Donde los cuerpos se convierten en hierba
Que no alimenta rebaños, y en árboles perennes
Que no fructifican-
No allĂ, donde se oyen suspiros vanos
por los caminos sombreados,
y se sueñan aún más vanos sueños
De Ăntima comuniĂłn con almas que partieron-
Sino aquĂ, bajo el manzano
Que amé y cuidé y podé
Con mis manos nudosas
Durante largos, largos años;
AquĂ entre las raĂces de este manzano fuerte,
Para moverme en el cambio quĂmico y en el ciclo de la vida,
AquĂ, en el suelo y en la carne del árbol
Y en los vivos epitafios
De las manzanas más rojas.
Edgar Lee Masters - Conrad Siever
Not in that wasted garden
Where bodies are drawn into grass
That feeds no flocks, and into evergreens
That bear no fruit —
There where along the shaded walks
Vain sighs are heard,
And vainer dreams are dreamed
Of close communion with departed souls —
But here under the apple tree
I loved and watched and pruned
With gnarled hands
In the long, long years;
Here under the roots of this northern-spy
To move in the chemic change and circle of life,
Into the soil and into the flesh of the tree,
And into the living epitaphs
Of redder apples!
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