VersiĂłn: IsaĂas Garde
Ahora es el momento de decir lo que tenés para decir.
La habitación está en silencio.
El zumbante ventilador está desenchufado,
y la chica que golpeteaba
con un lápiz en su escritorio ya fue retirada.
Asà que, contanos lo que tenés en mente.
Queremos escuchar el sonido de tus hojas,
el desplegarse de tu caja de herramientas,
tus canciones de soledad,
tus canciones de sufrimiento.
Los trenes están inmĂłviles en sus vĂas,
los barcos descansan en el puerto.
Los perros ladean sus cabezas
y los dioses contemplan desde sus globos.
La ciudad está callada,
y todos aquĂ tenemos una copia.
AsĂ que, contanos de tus padres-
de tu padre al volante,
de tu cruel madre en el lavadero.
Hablanos de todas las nubes que viste, de todos los árboles.
Leenos el poema que trajiste esta noche.
El océano dejó de chapotear,
y hasta Beethoven
se alzĂł de su lecho de muerte,
con su frĂa bocina auditiva metida en una oreja.
Silence
Now it is time to say what you have to say.
The room is quiet.
The whirring fan has been unplugged,
and the girl who was tapping
a pencil on her desktop has been removed.
So tell us what is on your mind.
We want to hear the sound of your foliage,
the unraveling of your tool kit,
your songs of loneliness,
your songs of hurt.
The trains are motionless on the tracks,
the ships are at restn the harbor.
The dogs are cocking their heads
and the gods are peering down from their balloons.
The town is hushed,
and everyone here has a copy.
So tell us about your parents—
your father behind the steering wheel,
your cruel mother at the sink.
Let’s hear about all the clouds you saw, all the trees.
Read the poem you brought with you tonight.
The ocean has stopped sloshing around,
and even Beethoven
is sitting up in his deathbed,
his cold hearing horn inserted in one ear.
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