VersiĂłn: IsaĂas Garde
Este es el año en que los viejos,
los viejos grandiosos
nos dejan solos en el camino.
El camino conduce hacia el mar.
Tenemos las palabras en los bolsillos,
oscuras instrucciones. Los viejos
se llevaron la luz de sus presencias,
la vemos alejarse por la ladera
de la colina.
No están muriendo,
sino que se retiran
a una intimidad colmada de dolor
aprendiendo a vivir sin palabras.
E.P. «Es como morir»- Williams: «No puedo
describirte lo que
me ha sucedido».
H. D. «Incapaz de hablar».
La oscuridad
se enrosca en el viento, las estrellas
son pequeñas, el horizonte
se corona con el confuso resplandor urbano.
Nos dijeron
que el camino conduce hacia el mar
y dejaron
el lenguaje en nuestras manos.
OĂmos
nuestros pasos cada vez que un camiĂłn
pasĂł relampagueando y se fue
dejándonos de nuevo en el silencio.
No se puede llegar
al mar por este camino
interminable hacia el mar a menos
que uno finalmente se desvĂe, eso parece,
y siga
al bĂşho que planea en silencio inclinado
sobre él, hacia atrás y hacia adelante,
y se pierde en los bosques profundos.
Pero para nosotros
se despliega el camino, consideramos las
palabras en nuestros bolsillos, nos preguntamos
cĂłmo haremos sin ellos, y no nos
detenemos, sabemos
que queda mucho por delante, a veces
nos parece que el viento de la noche trae
aromas del mar…
September 1961
This is the year the old ones,
the old great ones
leave us alone on the road.
The road leads to the sea.
We have the words in our pockets,
obscure directions. The old ones
have taken away the light of their presence,
we see it moving away over a hill
off to one side.
They are not dying,
they are withdrawn
into a painful privacy
learning to live without words.
E. P. «It looks like dying»-Williams: «I can’t
describe to you what has been
happening to me»-
H. D. «unable to speak.»
The darkness
twists itself in the wind, the stars
are small, the horizon
ringed with confused urban light-haze.
They have told us
the road leads to the sea,
and given
the language into our hands.
We hear
our footsteps each time a truck
has dazzled past us and gone
leaving us new silence.
One can’t reach
the sea on this endless
road to the sea unless
one turns aside at the end, it seems,
follows
the owl that silently glides above it
aslant, back and forth,
and away into deep woods.
But for us the road
unfurls itself, we count the
words in our pockets, we wonder
how it will be without them, we don’t
stop walking, we know
there is far to go, sometimes
we think the night wind carries
A smell of the sea…
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