Thomas Stearns Eliot, (Saint Louis, Missouri; 26 de septiembre de 1888 – Londres; 4 de enero de 1965)
Versión: Isaías Garde
I
Porque no espero volver otra vez
Porque no espero
Porque no espero volver
A desear el don de este hombre la fama de aquel otro
Ya no me esfuerzo en esforzarme por tales asuntos
(¿Por qué debe extender sus alas el águila vieja?)
¿Por qué llorar
El poder desvanecido del reinado habitual?
Porque no espero conocer
La gloria enfermiza de la hora positiva
Porque no pienso
Porque sé que no conoceré
El único verdadero poder transitorio
Porque no puedo beber
Allí, donde florecen los árboles y las corrientes fluyen, porque
Otra vez no hay nada.
Porque sé que el tiempo siempre es tiempo
Y el lugar siempre es solo lugar
Y lo que es real es real solo para un tiempo
Y solo para un lugar
Me alegro de que las cosas sean como son
Renuncio al rostro bendito
Y renuncio a la voz
Porque no puedo esperar volver otra vez
En consecuencia, me alegro de tener que construir algo
Acerca de lo cual alegrarme
Y ruego a Dios que tenga piedad de nosotros
Y ruego poder olvidarme
De esos asuntos que tanto discuto conmigo
Que tanto me explico
Porque no espero volver otra vez
Que estas palabras den cuenta
De lo hecho, para no volver a hacerlo.
Que el veredicto no nos resulte demasiado severo.
Porque estas alas ya no son alas para volar
Sino abanicos para batir el aire
El aire, ahora completamente escaso y reseco
Más escaso y reseco que la voluntad
Enséñanos a preocuparnos y a no preocuparnos
Enséñanos a sentarnos inmóviles.
Ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte
Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.
II
Señora, tres leopardos blancos se sentaron bajo un enebro
En el frescor del día, después de haberse saciado
De mis piernas mi corazón mi hígado y de aquello
Que estaba contenido en el hueco redondo de mi cráneo. Y Dios dijo
¿Vivirán estos huesos? ¿Vivirán estos
Huesos? Y aquello que estaba contenido
En los huesos (que ya estaban resecos) dijo gorjeando:
Por la bondad de esta Señora
Y por su hermosura, y porque
Ella honra a la Virgen en meditación,
Brillamos con esplendor. Y yo que estoy acá disimulado
Ofrendo mis actos al olvido, y mi amor
A la posteridad del desierto y al fruto de la calabaza.
Es esto lo que rescata
Mis tripas los hilos de mis ojos y las porciones indigestas
Que los leopardos rechazan. La Dama vestida de blanco
Se retiró, a contemplar, vestida de blanco.
Que la blancura de los huesos expíe el olvido.
No hay vida en ellos. Así como soy olvidado
Y quiero ser olvidado, así olvidaría yo
Así entregado, concentrado en un propósito. Y dijo Dios
Profetiza al viento, solo al viento porque solo
El viento escuchará. Y los huesos cantaron gorjeando
Como un coro de saltamontes, dijeron
Dama de silencios
Calma y afligida
Rota y más entera
Rosa del recuerdo
Rosa del olvido
Agotada y nutricia
Inquieta y en reposo
La sola Rosa
Es ahora el Jardín
Donde todo amor cesa
Se termina el tormento
De amor insatisfecho
Y el tormento mayor
Del amor satisfecho
Final del infinito
Viaje a lo que no termina
Conclusión de todo
Lo que no concluirá
Discurso sin palabra y
Palabra de ningún discurso
Gracias a la Madre
Por el Jardín
Donde todo amor cesa.
Bajo un enebro cantaron los huesos, dispersos y brillantes
Nos alegramos de estar dispersos, nada bueno hacíamos unos con otros,
Bajo un árbol en el frescor del día, con la venia de la arena,
Olvidados de ellos mismos y de los otros, juntos
En la quietud del desierto. Esta es la tierra que ustedes
Dividirán en lotes. Y ni la división ni la unidad
Importan. Esta es la tierra. Tenemos nuestra herencia.
III
En el primer recodo de la segunda escalera
Me dí vuelta y vi allá abajo
La misma forma retorcida en el pasamanos
Bajo el vapor del aire fétido
Forcejeando con el diablo de los escaleras que luce
El rostro engañoso de la esperanza y la desesperación.
En el segundo recodo la segunda escalera
Los dejé retorciéndose, girando hacia abajo;
No había más rostros y la escalera estaba oscura,
Húmeda, despareja, como la boca de un anciano que chochea sin remedio,
O las fauces dentadas de un viejo tiburón.
En el primer recodo de la tercera escalera
Había una ventana con ranuras, abultada como un higo
Y más allá las flores del espino y una escena pastoril
Una figura corpulenta vestida de azul y verde
Encantaba el tiempo de mayo con una antigua flauta.
El pelo revuelto es dulce, el pelo castaño agitándose sobre la boca,
Pelo lila y castaño;
Distracción, la música de la flauta, pausas y pasos de la mente en la tercera escalera,
Se desvanece, se desvanece; fuerza más allá de esperanza y desesperación
Subiendo la tercera escalera.
Señor, yo no soy digno
Señor, yo no soy digno
Pero una palabra tuya bastará.
IV
El que caminó entre el violeta y el violeta
El que caminó entre
Las muchas gamas de variado verde
Marchando de blanco y azul, el color de María,
Hablando de cosas triviales
En ignorancia y conocimiento del dolor eterno
El que iba entre los otros mientras caminaban,
El que hizo poderosas las fuentes e hizo frescas las corrientes.
Refrescó la roca seca y afirmó las arenas
En azul de Delphinium, azul del color de María
Sovegna vos
He aquí los años que caminan en medio,
Llevándose los violines y las flautas, recuperan
A la que se mueve entre sueño y vigilia y despertar, que viste
Blanca luz en pliegues, que la cubren, en pliegues.
Los nuevos años caminan, recuperan
A través de una brillante nube de lágrimas, los años, recuperan
Con un nuevo verso la rima antigua. Redime
El tiempo. Redime
La visión no leída en el más alto sueño
Mientras los unicornios enjoyados tiran de la carroza fúnebre dorada.
La hermana silenciosa velada en blanco y azul
Entre los tejos, detrás del dios del jardín,
Cuya flauta jadea, reclinó su cabeza en un gesto sin decir una palabra
Pero la fuente brotó y cantó el pájaro
Redime el tiempo, redime el sueño
El signo de la palabra no escuchada, no dicha
Hasta que el viento arranque mil susurros de la copa del tejo
Y después de esto nuestro exilio.
V
Si la palabra perdida está perdida, si la palabra gastada está gastada
Si la no escuchada, si la no dicha
Palabra no está dicha, no está escuchada;
Aún es la palabra no dicha, la palabra no escuchada,
La Palabra sin palabra, la Palabra en
El mundo y para el mundo;
Y la luz brilló en la tiniebla y
Contra la Palabra el mundo no acallado seguía girando
Alrededor del centro de la Palabra silenciosa.
Oh pueblo mío, qué te he hecho.
¿Dónde se encontrará la palabra, dónde resonará
La palabra? No aquí, no hay suficiente silencio
No sobre el mar o en las islas, no
En tierra firme, en el desierto o en la región de lluvias,
Para aquellos que caminan en tinieblas
Tanto de día como de noche
El tiempo adecuado y el lugar adecuado no están aquí
No hay sitio de gracia para aquellos que eluden el rostro
No hay tiempo de regocijo para aquellos que marchan en el ruido y rechazan la voz
¿Rogará la hermana velada por
Aquellos que marchan en tinieblas, que te eligieron y que se oponen a ti
Aquellos que se desgarran en la disyuntiva entre estación y estación, tiempo y tiempo, entre
Hora y hora, palabra y palabra, poder y poder, aquellos que esperan en tinieblas?
¿Rogará la hermana velada
Por los niños ante la puerta
Aquellos que no se irán y que no pueden rogar?
Ruega por aquellos que eligen y se oponen
Oh pueblo mío, qué te he hecho.
¿Rezará la hermana velada entre los tejos
Esbeltos por aquellos que la ofenden
Y están aterrados y no pueden rendirse
Y afirman ante el mundo y reniegan entre las rocas
En el último desierto ante la últimas rocas azules
El desierto en el jardín el jardín en el desierto
De la sequía, escupiendo las mustias semillas de manzana?
Oh pueblo mío.
VI
Aunque no espero volver otra vez
Aunque no espero
Aunque no espero volver
Fluctuando entre ganancia y pérdida
En este breve tránsito donde los sueños se entrecruzan
La penumbra cruzada por sueños entre nacimiento y muerte
(Bendíceme padre) aunque no deseo desear estas cosas
Desde la amplia ventana hacia la costa de granito
Las velas blancas siguen volando hacia el mar, hacia el mar vuelan
Alas intactas
Y el corazón perdido se endurece y se alegra
Por la lila perdido y las voces perdidas del mar
Y el espíritu endeble se apura a rebelarse
Ante la torcida vara de oro y el aroma perdido del mar
Se apura en recobrar
El grito de la codorniz y el chorlito que vuela en círculos
Y los ojos ciegos crean
Las formas vacías entre puertas de marfil
Y el olfato renueva el salobre sabor de la tierra arenosa
Este es el tiempo de la tensión entre muerte y nacimiento
El lugar de la soledad donde se cruzan tres sueños
Entre rocas azules
Pero cuando se alejen las voces agitadas del tejo
Que el otro tejo se agite y responda.
Hermana bendita, santa madre, espíritu de la fuente, espíritu del jardín,
No nos permitas burlarnos de nosotros mismos con falsedad
Enséñanos a preocuparnos y a no preocuparnos
Enséñanos a sentarnos inmóviles
Aún entre estas rocas
Hermana, madre
Y espíritu del río, espíritu del mar,
No permitas que yo esté separado
Y que mi clamor llegue hasta Ti.
Ash Wednesday
I
Because I do not hope to turn again
Because I do not hope
Because I do not hope to turn
Desiring this man's gift and that man's scope
I no longer strive to strive towards such things
(Why should the agèd eagle stretch its wings?)
Why should I mourn
The vanished power of the usual reign?
Because I do not hope to know
The infirm glory of the positive hour
Because I do not think
Because I know I shall not know
The one veritable transitory power
Because I cannot drink
There, where trees flower, and springs flow, for there is
nothing again
Because I know that time is always time
And place is always and only place
And what is actual is actual only for one time
And only for one place
I rejoice that things are as they are and
I renounce the blessèd face
And renounce the voice
Because I cannot hope to turn again
Consequently I rejoice, having to construct something
Upon which to rejoice
And pray to God to have mercy upon us
And pray that I may forget
These matters that with myself I too much discuss
Too much explain
Because I do not hope to turn again
Let these words answer
For what is done, not to be done again
May the judgement not be too heavy upon us
Because these wings are no longer wings to fly
But merely vans to beat the air
The air which is now thoroughly small and dry
Smaller and dryer than the will
Teach us to care and not to care Teach us to sit still.
Pray for us sinners now and at the hour of our death
Pray for us now and at the hour of our death.
II
Lady, three white leopards sat under a juniper-tree
In the cool of the day, having fed to sateity
On my legs my heart my liver and that which had been
contained
In the hollow round of my skull. And God said
Shall these bones live? shall these
Bones live? And that which had been contained
In the bones (which were already dry) said chirping:
Because of the goodness of this Lady
And because of her loveliness, and because
She honours the Virgin in meditation,
We shine with brightness. And I who am here dissembled
Proffer my deeds to oblivion, and my love
To the posterity of the desert and the fruit of the gourd.
It is this which recovers
My guts the strings of my eyes and the indigestible portions
Which the leopards reject. The Lady is withdrawn
In a white gown, to contemplation, in a white gown.
Let the whiteness of bones atone to forgetfulness.
There is no life in them. As I am forgotten
And would be forgotten, so I would forget
Thus devoted, concentrated in purpose. And God said
Prophesy to the wind, to the wind only for only
The wind will listen. And the bones sang chirping
With the burden of the grasshopper, saying
Lady of silences
Calm and distressed
Torn and most whole
Rose of memory
Rose of forgetfulness
Exhausted and life-giving
Worried reposeful
The single Rose
Is now the Garden
Where all loves end
Terminate torment
Of love unsatisfied
The greater torment
Of love satisfied
End of the endless
Journey to no end
Conclusion of all that
Is inconclusible
Speech without word and
Word of no speech
Grace to the Mother
For the Garden
Where all love ends.
Under a juniper-tree the bones sang, scattered and shining
We are glad to be scattered, we did little good to each
other,
Under a tree in the cool of day, with the blessing of sand,
Forgetting themselves and each other, united
In the quiet of the desert. This is the land which ye
Shall divide by lot. And neither division nor unity
Matters. This is the land. We have our inheritance.
III
At the first turning of the second stair
I turned and saw below
The same shape twisted on the banister
Under the vapour in the fetid air
Struggling with the devil of the stairs who wears
The deceitul face of hope and of despair.
At the second turning of the second stair
I left them twisting, turning below;
There were no more faces and the stair was dark,
Damp, jaggèd, like an old man's mouth drivelling, beyond
repair,
Or the toothed gullet of an agèd shark.
At the first turning of the third stair
Was a slotted window bellied like the figs's fruit
And beyond the hawthorn blossom and a pasture scene
The broadbacked figure drest in blue and green
Enchanted the maytime with an antique flute.
Blown hair is sweet, brown hair over the mouth blown,
Lilac and brown hair;
Distraction, music of the flute, stops and steps of the mind
over the third stair,
Fading, fading; strength beyond hope and despair
Climbing the third stair.
Lord, I am not worthy
Lord, I am not worthy
but speak the word only.
IV
Who walked between the violet and the violet
Whe walked between
The various ranks of varied green
Going in white and blue, in Mary's colour,
Talking of trivial things
In ignorance and knowledge of eternal dolour
Who moved among the others as they walked,
Who then made strong the fountains and made fresh the springs
Made cool the dry rock and made firm the sand
In blue of larkspur, blue of Mary's colour,
Sovegna vos
Here are the years that walk between, bearing
Away the fiddles and the flutes, restoring
One who moves in the time between sleep and waking, wearing
White light folded, sheathing about her, folded.
The new years walk, restoring
Through a bright cloud of tears, the years, restoring
With a new verse the ancient rhyme. Redeem
The time. Redeem
The unread vision in the higher dream
While jewelled unicorns draw by the gilded hearse.
The silent sister veiled in white and blue
Between the yews, behind the garden god,
Whose flute is breathless, bent her head and signed but spoke
no word
But the fountain sprang up and the bird sang down
Redeem the time, redeem the dream
The token of the word unheard, unspoken
Till the wind shake a thousand whispers from the yew
And after this our exile
V
If the lost word is lost, if the spent word is spent
If the unheard, unspoken
Word is unspoken, unheard;
Still is the unspoken word, the Word unheard,
The Word without a word, the Word within
The world and for the world;
And the light shone in darkness and
Against the Word the unstilled world still whirled
About the centre of the silent Word.
O my people, what have I done unto thee.
Where shall the word be found, where will the word
Resound? Not here, there is not enough silence
Not on the sea or on the islands, not
On the mainland, in the desert or the rain land,
For those who walk in darkness
Both in the day time and in the night time
The right time and the right place are not here
No place of grace for those who avoid the face
No time to rejoice for those who walk among noise and deny
the voice
Will the veiled sister pray for
Those who walk in darkness, who chose thee and oppose thee,
Those who are torn on the horn between season and season,
time and time, between
Hour and hour, word and word, power and power, those who wait
In darkness? Will the veiled sister pray
For children at the gate
Who will not go away and cannot pray:
Pray for those who chose and oppose
O my people, what have I done unto thee.
Will the veiled sister between the slender
Yew trees pray for those who offend her
And are terrified and cannot surrender
And affirm before the world and deny between the rocks
In the last desert before the last blue rocks
The desert in the garden the garden in the desert
Of drouth, spitting from the mouth the withered apple-seed.
O my people.
VI
Although I do not hope to turn again
Although I do not hope
Although I do not hope to turn
Wavering between the profit and the loss
In this brief transit where the dreams cross
The dreamcrossed twilight between birth and dying
(Bless me father) though I do not wish to wish these things
From the wide window towards the granite shore
The white sails still fly seaward, seaward flying
Unbroken wings
And the lost heart stiffens and rejoices
In the lost lilac and the lost sea voices
And the weak spirit quickens to rebel
For the bent golden-rod and the lost sea smell
Quickens to recover
The cry of quail and the whirling plover
And the blind eye creates
The empty forms between the ivory gates
And smell renews the salt savour of the sandy earth
This is the time of tension between dying and birth
The place of solitude where three dreams cross
Between blue rocks
But when the voices shaken from the yew-tree drift away
Let the other yew be shaken and reply.
Blessèd sister, holy mother, spirit of the fountain, spirit
of the garden,
Suffer us not to mock ourselves with falsehood
Teach us to care and not to care
Teach us to sit still
Even among these rocks,
Our peace in His will
And even among these rocks
Sister, mother
And spirit of the river, spirit of the sea,
Suffer me not to be separated
And let my cry come unto Thee.
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