Louise Glück - Aubade

Louise Glück - Aubade

Louise Elisabeth Glück (Nueva York, 1943)

El mundo era muy grande. Además,
pequeño. Oh
muy pequeño, tan pequeño
que cabía en un cerebro.

Sin color,
todo espacio interior: nada
entraba ni salía. Aunque el tiempo
de todos modos se filtraba, esa
era la dimensión trágica.

Si no recuerdo mal, por aquellos años
yo me tomaba el tiempo con mucha seriedad.

Una habitación con una silla, una ventana.
Una ventana chica, cubierta con las formas que la luz dibujaba.
En su vacío, el mundo

Siempre estaba completo -sin
nada fragmentario-, con
el yo en el centro.

Y en el centro del yo,
un pesar al que creía no poder sobrevivir.

Una habitación con una cama, una mesa. Reflejos
de la luz en las superficies desnudas.

Yo tenía dos deseos: deseo
de seguridad y deseo de sentir. Como si

el mundo estuviera
decidiendo contra la blancura,
por desdeñar lo potencial
y desear en su lugar la sustancia:

paneles
de oro donde la luz golpeaba.
En la ventana, las hojas
rojizas de la haya cobriza.

Más allá del reposo, hechos, objetos
confundidos o entretejidos: un lugar

donde el tiempo se agitaba,
clamando por ser tocado, por hacerse
palpable.

La madera pulida
brillando en sus detalles-

y entonces yo era otra vez
la niña ante la riqueza
y no sabía de qué estaba hecha la riqueza.

Versión: Isaías Garde

Aubade

The world was very large. Then
the world was small. O
very small, small enough
to fit in a brain.

It had no color, it was all
interior space: nothing
got in or out. But time
seeped in anyway, that
was the tragic dimension.

I took time very seriously in those years,
if I remember accurately.

A room with a chair, a window.
A small window, filled with the patterns light makes.
In its emptiness the world

was whole always, not
a chip of something, with
the self at the center.

And at the center of the self,
grief I thought I couldn't survive.

A room with a bed, a table. Flashes
of light on the naked surfaces.

I had two desires: desire
to be safe and desire to feel. As though

the world were making
a decision against white
because it disdained potential
and wanted in its place substance:

panels
of gold where the light struck.
In the window, reddish
leaves of the copper beech tree.

Out of the stasis, facts, objects
blurred or knitted together: somewhere

time stirring, time
crying to be touched, to be
palpable,

the polished wood
shimmering with distinctions--

and then I was once more
a child in the presence of riches
and I didn't know what the riches were made of.
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