Versión: Isaías Garde
De chico, Theodore, te sentabas durante largas horas
A la orilla del turbio río Spoon,
Con la mirada clavada en la cueva de la langosta;
Esperabas que apareciera, que asomaran
Primero sus antenas ondulantes como tallos de heno,
Y enseguida el resto de su cuerpo, del color del cristal de roca
Enjoyado con ojos de azabache.
Y te preguntabas, en trance mental,
Qué era lo que ella sabía, qué deseaba y por qué, en definitiva, vivía.
Pero más tarde, tu mirada se volvió hacia los hombres y las mujeres
Escondidos en las cuevas del destino de las grandes ciudades,
Y esperabas que asomaran sus almas
Para entender
Cómo vivían y para qué,
Y por qué seguían arrastrándose con tanto afán
Por el camino arenoso donde el agua escasea
A medida que declina el verano.
Theodore the Poet
As a boy, Theodore, you sat for long hours
On the shore of the turbid Spoon
With deep-set eye staring at the door of the crawfish’s burrow,
Waiting for him to appear, pushing ahead,
First his waving antennæ, like straws of hay,
And soon his body, colored like soap-stone,
Gemmed with eyes of jet.
And you wondered in a trance of thought
What he knew, what he desired, and why he lived at all.
But later your vision watched for men and women
Hiding in burrows of fate amid great cities,
Looking for the souls of them to come out,
So that you could see
How they lived, and for what,
And why they kept crawling so busily
Along the sandy way where water fails
As the summer wanes.
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